XIX SEMANA DE LA FAMILIA EN LA DIÓCESIS DE CÓRDOBA
La diócesis de Córdoba (España) está celebrando la XIX Semana de la Familia. En su segunda jornada, el profesor del Centro de Magisterio «Sagrado Corazón», Fernando Alberca, ha pronunciado una conferencia sobre las consecuencias que el divorcio tiene para los hijos del matrimonio que se separa.
Don Fernando ha asegurado que el noventa y un por ciento de los hijos no entienden, aunque se les explique, las razones de la separación y ha denunciado que «las relaciones padres-hijos se ven alteradas con un divorcio y la sociedad no ha logrado prevenir cómo actuar ante esta circunstancia»
A continuación, el ponente ha explicado que la separación de unos padres suele tener dos fines, o bien solucionar una situación intolerable, o bien rehacer una vida. De ahí que durante la conferencia se haya centrado en analizar la forma en que las personas logran convertir esta esperanza en realidad y las consecuencias en ellos y en los hijos al cabo de los cinco, diez y más años.
«Muchos padres creen que al explicarles a los hijos los motivos de su separación, estos los entiende, pero un 91% confiesan no hacerlo. Y muchos, años después, piensan que el divorcio o la separación de sus padres no acabó con los conflictos matrimoniales entre ellos», ha asegurado.
Relaciones padres-hijos alteradas
Asimismo, el profesor Alberca ha comentado que «las relaciones padres-hijos se ven alteradas con un divorcio y la sociedad no ha logrado prevenir cómo actuar ante esta circunstancia.
Sigue actuando como si no hubiera pasado nada y no tiene en cuenta muchos aspectos que al principio parecen secundarios y con los años se manifiesta su importancia en el concepto de pilares tan esenciales para la persona, la familia y la sociedad entera, como por ejemplo el amor, la confianza o la estabilidad».
Por otro lado, ha concluido manifestando que la época en que vivimos exige un conocimiento mayor del fenómeno del divorcio, la separación de los padres, y de las consecuencias en los hijos, «porque es un fenómeno que nos afecta a todos los que convivimos en una sociedad, sin excepción alguna».
La Semana de la Familia continuará hoy, a las 20:00 horas, con la conferencia del Promotor de Justicia del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica de Madrid, Joaquín Alberto Nieva, titulada «Del divorcio a la nulidad». Con esta intervención, se pondrá el punto y final a esta décimo novena edición.
11 comentarios
Ni tampoco entiendes la homosexualidad hasta que te toca un hijo homosexual y entonces al que diga lo más mínimo vas y te lo comes.
Nada como saber en carne propia de lo que se habla.
La clave está en la noticia: "la sociedad no ha logrado prevenir cómo actuar ante esta circunstancia".
Campañas, educación, cursos...
Ante todo, el matrimonio, para el católico, no es un mero contrato. Es sacramento, es promesa efectuada ante Dios. Y eso lo cualifica considerablemente. Las promesas se mantienen por encima de todo, contra viento y marea.
Para los casos en que la convivencia es materialmente imposible, el propio Magisterio solemne de la Iglesia, elaborado por sabias mentes, ya dispone la posibilidad de una separación temporal (que no divorcio, claro, el matrimonio como sacramento es indisoluble).
Un hijo homosexual es cosa distinta de la homosexualidad como conducta. El hijo seguirá siendo ya haga una o mil perrerías. Pero no voy a aplaudirle cuando lo haga mal. ¿Qué tipo de padre sería?
Ni tampoco entiendes la violación hasta que te toca un hijo violador y entonces al que diga lo más mínimo vas y te lo comes.
Ni tampoco entiendes el terrorismo hasta que te toca un hijo etarra y entonces al que diga lo más mínimo vas y te lo comes.
Y así ad nauseam
En Cristo
Claro que todo lo anterior es fácil de escribir, y a menudo es muy difícil de ejecutar. Por eso mi siguiente consejo, que personalmente he probado en mi matrimonio, tanto yo como mi esposa: rezar, rezar mucho, confiar en la Virgen Madre de Dios, que a nadie abandona cuando a Ella se acude. Tanto es el poder de la oración que a menudo la oración de uno sólo de los cónyuges basta.
Cuando hice el curso prematrimonial el sacerdote me hizo grabarme estas palabras: "Si el matrimonio puede reducirse en una sóla palabra esa palabra es perdón. Cuanto más te ofenda tu esposa, más rápido debes perdonarla, y más debes quererla. Cuanto más te sientas incomprendida, más debes amarla, más debes estar atento hacia ella, con hechos, no sólo palabras. Así tu matrimonio será bendito con la ayuda de Dios."
Que Dios te bendiga.
Ado: Muy acertada la aclaración "ad nauseam". Efectivamente, no puede haber condena más nauseabunda a millones de padres e hijos que comparar una orientación sexual a un comportamiento delictivo. Asimilar ambas churras y merinas es propio de mentalidades... eso, nauseabundas. Nada nuevo. Suerte a vd. con los suyos, no le vayan a salir terroristas ni maricas ni ultracatólicos.