El pasado 21 de mayo, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunciaba que enviaría al Congreso un proyecto de ley para despenalizar el aborto en caso de riesgo para la vida de la madre, inviabilidad del feto o violación, una decisión que generó inmediatas reacciones en un país de mayoría católica.
A este hecho se suma el de una caída demográfica en Chile que va en aumento, hasta el punto de que la tasa de fertilidad sobrepasó en negativo la de reemplazo (2,1 hijos por mujer en edad fértil) hace ya cuatro años años, pasando a ser en 2012 de 1,86 hijos por mujer.
Al mismo tiempo, los hijos que nacen de padres no casados alcanzó el 70,7% en 2013, según los datos del Registro Civil, que pueden observarse en el gráfico que acompaña esta información, reproducido a partir de los datos del Registro.
Todo en su conjunto muestra un escenario de descomposición demográfica y familiar en Chile difícil de enmendar, sobre todo con las políticas que está poniendo en marcha Bachelet, que han incrementado su desaprobación, y entre ellas la de fomentar el aborto.
Más divorcios y más hijos fuera del matrimonio
Así, en muy poco tiempo se ha pasado de dos de cada tres niños nacidos fuera del matrimonio (66,7%) a ese porcentaje por encima del 70%, según información publicada en La Tercera, que
reproduce a su vez los datos del Registro Civil.
Este indicador muestra un fuerte repunte en la última década, pues desde 1960 a 1990 los hijos de padres no casados pasaron del 15,9% al 34,3%, con un aumento de 18,4 puntos porcentuales.
Al mismo tiempo, desde 2000 a2013, es decir en menos de la mitad del tiempo, se pasó del 48,3% al 70,7%, o sea 22,4 puntos más.
También se puede ver en el gráfico la comparativa de esos nacimientos fuera del matrimonio en Chile en contraste con los que se dan en Latinoamérica y en el resto del mundo.
Si a este hecho le sumamos que hay más divorcios que matrimonios, en términos relativos, es fácil concluir que actualmente en Chile nada garantiza a un niño que podrá contar con el apoyo de ambos padres por toda su vida.
Así las cosas, los expertos señalan que a día de hoy el matrimonio ha dejado de ser relevante para tener hijos y hay diferentes formas de vivir en pareja. Se piensa que ya no es necesario casarse para alcanzar estabilidad económica y nadie considera necesario tomar medidas al respecto.
Todos estos análisis, sin embargo, parten de la base de que lo importante es el acuerdo de la pareja para vivir en común, pero omiten completamente la situación de los niños en el matrimonio.
En 1998, se eliminó la distinción entre hijos legítimos e ilegítimos y se creyó que igualando por ley los derechos se solucionaba el problema. No se quiere ver que un cambio legal no basta para modificar la realidad, sino que persiste la gran ventaja de un niño que cuenta con la estabilidad emocional que procede de saber que su padre y su madre están trabajando juntos para criarlo y protegerlo.
Caída demográfica
Por otra parte, no es ningún secreto la caída demográfica de Chile, sobre todo a partir de la década de los sesenta, como se ve en este otro gráfico, reproducido a partir de una información de InfoCatólica publicada el 31 de agosto de 2012.
El gráfico muestra la tasa de nacidos vivos por cada 1.000 habitantes en Chile durante el siglo XX y refleja el descenso general en el número de chilenos nacidos.
Así, por ejemplo, en 1990 se inscribieron 361.000 niños recién nacidos en el Registro Civil, pero en 2011 fueron solo 258.000.
Asimismo, mientras se aprecia una caída pronunciada durante la última década del siglo pasado, aunque todavía se ubica sobre el índice 17, un simple cálculo con los datos del censo del 2012 mostraba que, transcurrido el primer decenio del nuevo siglo, esa cifra ha bajado a un 14,7.
Este hecho es el que ha situado la tasa de fertilidad en Chile en ese 1,86 hijos por mujer, que sigue en descenso (ver gráfico al pie de la información). Y esta situación con menos hijos tampoco se ha traducido en más hijos deseados.
Hace mucho tiempo que los niños nacidos fuera del matrimonio superan a los que se encuentran en la situación contraria, pero no sólo eso, sino que con el tiempo esa situación ha tendido a acentuarse.
Además, nos encontramos ante un cambio cualitativo después de que en 2004 se introdujera en el matrimonio civil el divorcio con disolución de vínculo. Se esperaba que el hecho de facilitar una solución sencilla a los conflictos matrimoniales incentivaría a las parejas a buscar el reconocimiento de su relación por el Estado, y efectivamente hubo un aumento de 20% a partir de 2004.
Sin embargo, las sentencias de divorcio han aumentado cada año a partir de esa ley, más allá de lo que se puede considerar una “demanda contenida” de los primeros tiempos, al punto que en 2011 se declararon disueltos 47.076 matrimonios (compárese con los 66.132 que se celebraron en el mismo período) y en lo que va de 2012 las solicitudes de divorcio ingresadas en tribunales superan en 53,8% a los matrimonios celebrados.
El gráfico muestra la tasa de nacidos vivos por cada 1.000 habitantes en Chile durante el siglo XX y refleja el descenso general en el número de chilenos nacidos. Así, por ejemplo, en 1990 se inscribieron 361.000 niños recién nacidos en el Registro Civil, pero en 2011 fueron solo 258.000.
Asimismo, mientras se aprecia una caída pronunciada durante la última década del siglo pasado, aunque todavía se ubica sobre el índice 17, un simple cálculo con los datos del censo del 2012 mostraba que, transcurrido el primer decenio del nuevo siglo, esa cifra ha bajado a un 14,7.
Este hecho es el que ha situado la tasa de fertilidad en Chile en ese 1,86 hijos por mujer, que sigue en descenso (ver gráfico al pie de la información). Y esta situación con menos hijos tampoco se ha traducido en más hijos deseados. Hace mucho tiempo que los niños nacidos fuera del matrimonio superan a los que se encuentran en la situación contraria, pero no sólo eso, sino que con el tiempo esa situación ha tendido a acentuarse.
Además, nos encontramos ante un cambio cualitativo después de que en 2004 se introdujera en el matrimonio civil el divorcio con disolución de vínculo. Se esperaba que el hecho de facilitar una solución sencilla a los conflictos matrimoniales incentivaría a las parejas a buscar el reconocimiento de su relación por el Estado, y efectivamente hubo un aumento de 20% a partir de 2004.
Sin embargo, las sentencias de divorcio han aumentado cada año a partir de esa ley, más allá de lo que se puede considerar una “demanda contenida” de los primeros tiempos, al punto que en 2011 se declararon disueltos 47.076 matrimonios (compárese con los 66.132 que se celebraron en el mismo período) y en lo que va de 2012 las solicitudes de divorcio ingresadas en tribunales superan en 53,8% a los matrimonios celebrados.
forumlibertas.com 18-07-2014